lunes, 26 de diciembre de 2011

De más.

 De pie en el umbral de la habitación, sintiendo la fría oscuridad a la espalda y la también fría luz de la lámpara en la cara, con un libro pesando en la mano izquierda y la mirada recorriendo el desorden; el constante gruñido del ordenador taladra los oídos ya desde lejos y cualquier apoyo que pudiera dar descanso al cuerpo se halla ahora colmado de trapos, libretas y chismes que no se pusieron en su lugar. El cuarto propio atestado y pidiendo orden, parece echar al dueño de forma no especialmente cortés; parece girar la cara y decir "No vengas ahora en busca de ayuda donde tú no la prestaste", y con esto, hace sentir al individuo sobrante y de poca valía y voluntad.

 Finalmente, la pobre alma en pena acabará en el sofá con una manta vieja y roída, aunque caliente, buscando consuelo en alguna serie de humor que le saque una sonrisa o dos.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Este año, Peter Jackson es Papá Noel.

 Esta Navidad se presenta llena de ilusión y de ganas de empezar 2012, año que algunos, recién empezado, bien estaremos deseando que acabe, no antes sin haber vivido mil experiencias en él; encuentros, reencuentros, risas, llantos y patadas en el estómago. Golpes aquí y allá, berrinches y bochinches, gastos y malgastos. Apuros, solturas, bailes y besos; aventuras, desventuras y más risas y llantos. Pérdidas, dolor, oportunidades que se esfuman entre los dedos...

 Y bueno, yo no sé vosotros, pero voy a aprovechar la Navidad para hacer lo que más me gusta; ver El Señor de los Anillos, leer, escribir, comer, dormir y por supuesto, pasarla con la familia.
Pienso disfrutar al máximo de esta Navidad y que me quiten lo baila'o.

 Y vosotros deberíais hacer lo mismo.


 Gracias, Peter Jackson, por llenarme de ilusión cuando más lo necesito.

sábado, 10 de diciembre de 2011

Los hombres fuertes también sienten.

                                                                Esto es lo que empecé a escribir para los 
                                                   Premios Gandalf, pero como al final no lo acabé por falta
                                                        de tiempo y para el año que viene tengo pensado 
                                                                         escribir otro, aquí os lo dejo. 

                                                           Lo hice desde el punto de vista del Rey Théoden
                                        pero valdría para cualquier buen de capitán al borde de una gran batalla
                                                                    de la que no sabe si saldrá con vida.


 Dentro de la oscuridad de la noche que todo lo abarca y el miedo que provoca, es el silencio lo que más inquietaba a mis hombres.

 Podía sentir su miedo a mi espalda; tanto se reflejaban en sus caras los recuerdos de sus familias que casi podía tocarlos con mis propias manos. La esperanza de volver con sus seres queridos y ser recibidos entre cantos y alabanzas; el saber que su pueblo ya no tendría nada que temer tras esa batalla, les proporcionaba la fuerza y el coraje necesarios para tragar saliva y enfrentarse a su enemigo con decisión.


 Pero, ¿y si el resultado no era el esperado? ¿y si sus expectativas de victoria no se cumplían? ¿y si no volvían a ver a sus familias ni a abrazar a sus mujeres nunca más? Sí, la duda también les mermaba, les hacía temblar, pero les motivaba a darlo todo para sobrevivir y poder regresar a su hogar.

martes, 22 de noviembre de 2011

Errar es humano.

 Prefiero hundirme yo sola a que sea cualquier otro quien me pisotee. No puedo con aquellos que echan en cara sus errores a otros cuando no ven los suyos propios. A veces, incluso echan en cara lo que, a su juicio son errores, creyendo tener en su posesión la sabiduría infinita; viéndolo todo de la forma en que ellos lo ven o quieren ver, sin siquiera intentar ponerse en el lugar de la persona que acusan de errante. 

 Todos somos consecuentes con nuestros actos; unos más y otros menos. Todos debemos tener derecho a enmendarlos, a rectificar, porque todos alguna vez en nuestra vida hemos tenido que decir ''me equivoqué''. 

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Miedo.

 Nunca me ha gustado la noche, por eso de la oscuridad y el silencio, que hacen que me sienta desnuda, vigilada tras un velo negro a través del que no puedo ver; presa de la mirada de alguien que no ha sido invitado y que temo conocer.

 En teoría, la luz es el bien y la oscuridad el mal, pero eso es simplemente porque bajo la luz podemos ver, nos sentimos seguros bajo ella, pero en la oscuridad, en ocasiones, ni siquiera llegamos a distinguir nuestras propias manos. El miedo a la oscuridad, a lo que puede acecharnos en ella es lo que nos empuja a pensar que es necesariamente malo, que quiere hacernos daño. Ese ''mal'' tan sólo está en nuestra cabeza.

 Pero dime, si algo te acechase en la completa oscuridad, ¿acaso pensarías que es un conejito envuelto en arcoiris?

lunes, 7 de noviembre de 2011

If I were rich...

 Probablemente, ahora piense más que nunca que los sueños no se cumplen. Que sólo son para los millonarios y que aquello que el dinero puede comprar no significa tanto como para considerarse algo tan grande como un sueño.

 Cuando me toque la lotería, os cuento.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Dime.

 ¿Alguna vez has deseado algo tanto que te dolía? ¿Alguna vez has sentido tal presión en el pecho, que te ahoga? ¿Acaso nunca te ha paralizado el terror de pensar que aquello que más anhelas es una estafa, una mentira? ¿Nunca te has parado a reflexionar qué sería de tí si así fuera?

 Yo voy a jugármelo todo a una carta. Nueve años ya son muchos, es hora de que mi vida se torne más qeu maravillosa. Quiero sentir intensamente todo lo bueno y lo malo que siempre he soñado y más, y quiero poder decirle a mi yo del pasado ''eh, lo he conseguido'' o por lo menos ''lo intenté...''


 Voy a tatuarme a Elijah Wood y voy a ir a Nueva Zelanda. Ojo por ojo. Sueño por sueño.

jueves, 27 de octubre de 2011

New Zealand.

 Siempre he vivido en Babia, pero también he creído que los grandes sueños no se cumplen; los de verdad, los que te arrancan una sonrisa estúpida a boca llena con sólo imaginar. Soy de las que piensan que puestos a soñar, seamos exigentes, que los sueños se quedan en lo que son. Sueños.


 Pero hoy he decidido ir más allá, y si las ataduras que me condicionan me lo permiten, yo voy a ir a Nueva Zelanda a cumplir mi sueño. Quiero cometer esa locura; quiero, aunque no consiga nada de lo que espero, ir, intentarlo, ser temeraria por una vez en mi vida. Arriesgarme. Ganar o volver.


 Eso es todo. Peter Jackson, espérame, que voy en busca de tu amor.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Las 03:58.

 Oí los escalones como todas las madrugadas, ésta vez demasiado temprano. Me levanté del sofá, me calcé las chanclas y fui a darle los buenos días. El café con galletas y el beso en la mejilla: su desayuno.

 -El jueves es el cumpleaños de mamá.- Susurré.

 -Dieciocho...- Miraba el calendario mientras daba sorbos de su taza llena de café. -Cuarenta y ocho. Cómo se pasa la vida...- Con la vista fija en el calendario, en un marcado jueves día 20, mirando sin ver, viendo algo vete a saber qué; recuerdos de un ayer más lejano cada día totalmente nítido en su memoria, pude suponer. -El tiempo se pasa... Y luego te arrepientes de muchas cosas.

 Se terminó el café y, tras ponerse los zapatos del trabajo, se metió en el coche, le dí un beso en la frente y arrancó el motor.

 -Ten cuida'ico y no cojas...

 -... caramelos de extraños. Ya.- Cerró la puerta y sacó aquellos cuatro aros verde intenso.


 Y así oí perderse ese ronroneo al desaparecer doblando la esquina. Cerré la puerta y, como siempre, recé para que llegase a casa mientras echaba el pestillo con un fuerte chasquido metálico.

lunes, 3 de octubre de 2011

Puede suceder que me vuelva loca.

 Y que todas las cuerdas me sujeten como ropa tendida. Mi obsesión siempre intacta roza lo incomprensible, más aún pesa, pues siempre fue una ilusión imposible, una vida nacida de una frase convertida en un mundo que pasó a ser el mío.
 Un largo viaje lleno de batallas, de pérdidas y nostalgia por el lejano hogar; risas, llantos y lazos que se estrechan; voluntad, cólera y coraje rebosante en cada batalla, en cada paso del camino y en cada palabra pronunciada para sanar un corazón herido lleno de sentimientos.

 Nueve partieron con intención de salvar el mundo pero miles fueron los que derrotaron al mal y más los que dieron su vida por aquello que amaban, nobles hazañas de que sólo los hombres de antaño  fueron capaces. 


























Sin duda ellos sintieron emociones más sinceras y más profundas de las que en mi época y en adelante sentiremos jamás.

viernes, 30 de septiembre de 2011

Se acabó mi día de gloria.

 Nunca me ha gustado cumplir años, pero hoy ha sido casi perfecto. Berridos, chaladuras, golpes, berrinches y bochinches por todas partes con gente, de los que aprecio a la mayoría, seamos sinceros... xDD
 Al principio ha sido un poco durillo, pero al final me he acostumbrado, me jode, pero me he inmunizado; 
me duele, pero me he chutado emicraneal de ese que toman los de 
Estopa y he jugado al Jungle vengándome y descargando furia acumulada. 


 Y ahora me siento bien, sola, pero bien, con ganas y dispuesta a ser LIBRE ya por fin; olvidar mis estúpidos celos y mis gilipolleces ''derp derp derps'' y seguir con mi vida recordándolo todo con gracia, como ''me comporté como una estúpida, jajajajaja'' XDD
 Vamos lo de siempre, pero versión tocha.
Muchas gracias a todos los que me han felicitado y a los que han estado ahí antes, ahora, y siempre.

martes, 20 de septiembre de 2011

La hija del Sereno.

 Quién nada sabe sobre mi padre, nada sabe sobre mí, pues, aunque podemos parecer completamente opuestos y tener constantes discusiones, sé que soy su viva imagen. Ambos somos impulsivos, indecisos, irritantes, cabezones, chisposos, de venazo y no conocemos el significado de la expresión ''bajar la voz''. Llevamos el dolor por dentro y cuando nos alteramos decimos las cosas sin pensar, y a veces, se hace daño. Son detalles que ambos deberíamos cambiar, aunque, la mayoría de las veces, intentar razonar con él es inútil. En cuanto ocurre algo que no le gusta, se lo toma todo a la tremenda, comienza a vociferar y acaba hablando de algo que no tiene nada que ver con el tema inicial, algo en lo que, por cierto, también nos parecemos.

 Cualquier intento de conversación con él en casa es inútil gracias a eso que llamamos el mejor invento del hombre: La televisión. Y es que lo emboba como a un gato un ovillo de lana: Una vez la enciende, no te acerques a él, que araña; y, sinceramente, me gustaría poder hablar más con él, explicarle todo lo que es importante para mí y porqué lo es. Compartir mis inquietudes e interesarme por las suyas, como más o menos es mi relación con mi madre.

 Me encantaría hablar con mi él sobre mi abuelo, el que poco me atrevo a nombrar por no reavivar el dolor que se empeña en no mostrar, en aparentar que no existe. Me gustaría que me contara cosas sobre su familia, su pasado y sus recuerdos, profundizar en todo aquello de lo que sólo puedo arañar la superficie.

 Adoro esa sensación cuando estamos los tres juntos y surge un tema de conversación en el que mi padre comienza a hablar con una intensidad y unas ganas que pocas veces comparte; Abre los ojos tanto como sus parpados se lo permiten, alza sus cejas, echa la cabeza hacia adelante y gesticula sin parar con las manos. Es fantástico verle tan entusiasmado, pues todo lo que sale de su boca últimamente es deprimente. Está quemado, hastiado de llevar la vida que lleva. Cansado de no vivir. Y le entiendo, en la medida de lo posible.



 Poco a poco y desde ahora, quiero que estemos más unidos. Quiero, de forma que no diga ''¿Es así cómo me ves?'' que sepa lo que pienso y lo que siento, y que lo entienda. Quiero poder decir algún día que realmente conozco a mi padre.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Wake me up when september ends.

 Sabes que algo va mal una vez pierdes las ganas de soñar, las ganas de pensar en todo lo que deseas, que empieza y acaba en tu cabeza. Cuando pierdes la voluntad de hacer algo que cambie las cosas, la situación en la que vives día a día; cuando fijas tu vista en un punto, miras sin ver y escuchas sin hablar. Ese momento en el que todo lo que tienes que decir son palabras mudas, que suenan pero que no expresan nada.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Días pesados como un saco.

 El calor,
 el cansancio de trasnochar, 
el olor a lo mismo de todos los días y las pocas ganas de hacer algo 
por cambiar la rutina, 
de forma que sólo consigo pensar en lo que no debo y me destroza. 
Pensar que todo puede cambiar.


martes, 6 de septiembre de 2011

Mis ganas de vivir.

 Ganas de Instinción, de futbolín y noches de nada. De pan, de risas y conversaciones de besugos. Quizás un poco de alcohol para nublarnos un poco los sentidos, pero no tanto como para dejar de ser nosotros mismos, y puede que al final, a la hora de irse, poner una canción melancólica y derramar una lágrima o dos ocultas en la oscuridad de un cielo triste.

martes, 23 de agosto de 2011

Es casi cruel.

 El tiempo pasa deprisa, tan deprisa que no nos deja un momento para respirar, para despedirnos de las personas, de los momentos que crees que no son lo suficientemente valiosos, que son como una costumbre, pero que no duran para siempre.
 Me he dado cuenta de cuántos momentos, tantas costumbres y tantos recuerdos acumulados en mi infancia no van a repetirse. Con el tiempo nos vamos distanciando unos de otros sin apenas darnos cuenta.

 En ocasiones me siento demasiado sola como para sonreír.

jueves, 4 de agosto de 2011

Gafas sobre lentillas.

 Estás tan pendiente de nada, que sin recordar que llevas las lentillas puestas, coges las gafas, que las has visto al pasar, abres las patillas y te las pones. Cuando empiezas a ver como el culo es cuando dices 'aquí hay algo que falla' te las quitas, y vuelves a verlo todo nítido, más nítido incluso que antes de ponértelas, aunque las lentillas en ningún momento se han movido de su sitio.

martes, 26 de julio de 2011

Finales de Diciembre.

Me siento al fuego y pienso 
en todo lo que he visto,
en flores silvestres y mariposas
de veranos que han sido.


En hojas amarillas y telarañas,
en otoños que fueron,
la niebla en la mañana, el sol de plata,
y el viento en mis cabellos.


Me siento junto al fuego y pienso
cómo el mundo será,
cuando llegue el invierno sin una primavera
que yo pueda mirar.


Pues hay todavía tantas cosas
que yo jamás he visto:
en todos los bosques y primaveras
hay un verde distinto.


Me siento junto al fuego y pienso
en las gentes de ayer,
y en gentes que verán un mundo
que no conoceré.


Y mientras estoy aquí sentado 
pensando en otras épocas
espero oír unos pasos que vuelven
y voces en la puerta.

martes, 19 de julio de 2011

Gracias por ser el elegido.

 Tengo que admitir que no fue desde el principio cuando esta mágica historia, en el más literal de los sentidos, llegó a mi corazón, pero, poco a poco, (a partir de El Cáliz de Fuego xD) comenzó a formar parte de mí, empecé a tomar cariño a esos tres chavales intentando salvar el mundo y que, finalmente y con la ayuda de muchos, muchos grandes magos y algunas muertes (más de las deseadas) lo consiguen.

 Aparte de que me parece asombroso y muy valiente por parte de todos y cada uno de los que se oponen a Lord Voldemort (Incluyendo a Snape, Draco y Narcisa) siempre he admirado la determinación de todos, su sentido del deber y sus ganas de luchar y, por supuesto, el increíble don de la magia, con el que todos soñamos alguna vez en nuestra vida. En algunos casos, día y noche. 

 En fin, nací siendo una asquerosa muggle y moriré siendo una asquerosa muggle.



Hasta siempre, Harry Potter. Gracias por ser el elegido.

jueves, 7 de julio de 2011

Me voy a soldar la sonrisa.

 Dejarán de existir para mí las caras largas y las malas noticias, y derrumbaré a base de soluciones catapultadas aquellos problemas que parecen castillos. Olvidaré todo aquello que me halla encendido la llama de la ira y guardaré bajo llave todo lo que me ha hecho sentirme triste.
 Cambiaré el miedo y la soledad por elefantes rosas con superpoderes y capa, y no, no lo haré a base de drogas, tal y como estáis pensando. x)

 Me iré a mi mansión multicolor ingravitatioria en mi mundo de los sueños y la decoraré con frikadas a porrillo de El Señor de los Anillos.
 Me tiraré en mi preciosa cama de paja y recordaré viejos tiempos en los que mi sonrisa era tan grande que se consideraba un ente totalmente aparte de mí.
 Encenderé la chimenea por navidad, sólo por navidad, dónde toda la familia, (incluyendo los que ya no están), no sentaremos juntos a disfrutar de los langostinos, el salmón y el delicioso cóctel de gambas de mamá, y luego los primos jugaremos al Risk mientras los demás se reparten entre el sofá y el pie de la lumbre, hablando y riendo. Siendo felices.

 Y así, cuando despierte, tendré las pilas recargadas y me sentiré con fuerza para parar un tren con mi eterna, eterna sonrisa, más fuerte y dura que el adamantium y más brillante que el mismísimo sol, para acabar con la tristeza, con el miedo, con la soledad y con los oscuros días de quién lo necesite.

Soy la felicidad personificada, y es mi deber seguir siéndolo.

jueves, 26 de mayo de 2011

Pueden decir misa.

 Dicen que la fe mueve montañas, que la esperanza puede volver a un hombre loco y que es lo último que se pierde. Que el amor lo puede todo y que todo es relativo.

 Dicen que el tiempo y el olvido son como hermanos gemelos, que no se seca el sudor del que se suda por dentro,  que a quién madruga no le mires el dentado y que a caballo regalado Dios le ayuda.

 Dicen que sólo recordamos lo que nunca sucedió, que la angustia por el paso del tiempo nos hace hablar del tiempo que hace. Que no podemos saber quienes somos si no sabemos quienes fuimos y que las oportunidades marcan nuestra vida, incluso las que dejamos pasar.

 Dicen que la muerte es un sendero que recorreremos todos y que la vida es como una caja de bombones. Que las personas somos como estrellas fugaces y que se nos conoce por nuestros actos. Dicen que son los mejores nadadores los que se ahogan y que el clavo que sobresale es el que más golpes recibe.

 Dicen que el corazón tiene razones que la razón no entiende, que el miedo lleva al odio, el odio lleva a la ira y la ira lleva al lado oscuro. Que el miedo siempre está presente, pero superarlo te hace más fuerte. Dicen que un gran poder conlleva una gran responsabilidad y que lo que hacemos en la vida, tiene su eco en la eternidad.

 Dicen que fuera del perro, el libro es el mejor amigo del hombre, que el mundo es un libro y quienes no viajan sólo leen la primera página y que tememos aquello que no llegamos a comprender. Dicen que como en casa, en ningún sitio y que el infierno es vivir día a día sin saber la razón de tu existencia.

 Dicen que las grandes historias nunca terminan, que cada uno de nosotros debe tomar el relevo de la narración, que el pez más grande es así porque no se deja pescar y que nos caemos para aprender a levantarnos. Dicen que cuando no tienes nada, no tienes nada que perder y que la creación es el mayor poder.

 Dicen que los artistas mienten para decir la verdad mientras que los políticos mienten para ocultarla, que los fuertes se aprovechan de los débiles y nadie mueve un dedo, que el pueblo no debería temer a los gobernantes, los gobernantes deberían temer al pueblo. Dicen que la justicia es armonía, la venganza, satisfacción personal y que los criminales se aprovechan de la indulgencia de una sociedad compasiva.

 Dicen que un mago nunca llega tarde ni pronto, que nada es seguro y todo es posible. Dicen que los espartanos descienden del mismísimo Hércules y que los enanos brotan de agujeros en el suelo. Que la cara es el espejo del alma y que no todas las lágrimas son amargas.

 Dicen que si miras fijamente una olla, no hervirá nunca, que en caso de duda sigas siempre tu olfato y que de lo que se come, se cría. Dicen que a palabras elfas, oídos orcos, que no se trata de ver para creer, si no de creer para ver y que el futuro siempre puede cambiar.

 Dicen que si dos cosas son semejantes a una tercera, son semejantes entre sí, que la cara es el espejo del alma y que el alma es lo único que vive eternamente. Dicen que la noche es más oscura justo antes de amanecer, que o mueres como un héroe o vives lo suficiente para verte convertido en un villano y que la verdad es como una manta que te deja los pies fríos.

 Dicen que algunas reglas están para saltárselas y que te apartes de los problemas y los problemas se apartarán de ti. Que el mejor tipo de amor es el que despierta el alma y nos hace aspirar a más.

 Dicen que un hombre bien comi’o y bien bebi’o, tiene cojones de estar veinticuatro horas tendi’o, que mi abuela tiene un conejo, viejo, reviejo, reviejo y que general mola, pero que mola más capitán general.

Dicen que en un agujero en el suelo vivía un hobbit, que lo que no te mata, te hace diferente y que a falta de pan, buenas son tortas. Dicen que disfrutes de las pequeñas cosas, que hoy es hoy pero mañanas hay muchos, que todo impulso estrangulado nos envenena.


Dicen que Voy se llamaba el perro de Juan Casas.

martes, 24 de mayo de 2011

Efecto mariposa.

 Vivo de ilusión y de sueños. De visiones sobre un futuro incierto y vívidos recuerdos de un pasado del que, poco a poco, empiezo a sentirme libre. Y no me gusta. No la acepto. Quizás sea porque, inconscientemente y, sin lógica aparente, asemejo esa libertad al olvido, uno de mis peores enemigos y la peor de mis pesadillas. Ese olvido que a su paso únicamente deja vacío, un vacío que intentamos llenar a toda costa, equivocándonos y escogiendo lo que más a mano tenemos para llenarlo.

 Pero no estoy hoy aquí para hablar de recuerdos olvidados y desazón, si no, más bien, de ilusión, de sueños que se cumplen y de pequeñeces que realmente son muchedades. De cosas que nos hacen realmente felices, que nos hacen brincar y nos dejan el corazón henchido. Y os digo que todas esas cosas que, nos dejan buen sabor de boca y una sonrisa de oreja a oreja son las desencadenantes de un efecto mariposa dentro de nosotros llamado felicidad.

 Si te paras a pensar, te darás cuenta de cómo vivimos estresados y malhumorados por un millón de pequeños impedimentos del día a día y no disfrutamos esos pequeños o grandes momentos por los que merece la pena malhumorarse para poder luego saborear todas esas sonrisas que forman nuestro personal efecto mariposa.


Pero, qué sabré yo. Sólo soy una cabrona optimista. 

domingo, 22 de mayo de 2011

No molestar.

 ¡Aiya!

 Hoy os traigo un capítulo muy importante en la historia de Calla, mi adorada peliazul, que voy a dedicarle a mi querida Mari Carmen, que ayer lo leyó y le gustó tanto, que se desmayó, ahostiándose contra la estufa... Vale, no, no ocurrió exactamente así, no se desmayó por eso, pero bueno, que la pobre se puso fatal y nos dió un susto de muerte (obviando el hostión que se dió contra la estufa al desmayarse y lo blanca, verde y morada que se puso...) y que le vamos a echar una mano en lo que necesite.
 Teloveo tó ♥

 También deciros que... ¡Ayer cobré mi primera paga! Y yo más contenta que unas pascuas. Eso va a los ahorros para la batería, que cada día está más cerca.

 Y sin más preámbulos, aquí tenéis el fruto de mi inspiración.


 No era aún medio día cuando dejé el lápiz sobre la mesa. No encontraba las palabras, no hallaba la forma de continuar escribiendo, así que después de estirarme y suspirar, me levanté y decidí salir a despejarme.
 En principio me rondó la idea de salir a la calle, pero, ni sabía adónde ir, ni iba vestida medianamente en condiciones y, la verdad, no tenía ningunas ganas de cambiarme, así que opté por ir rumbo a la azotea.

 Cuál sería mi sorpresa al abrir la puerta y encontrarme una maleta en el suelo acompañada por unos zapatos gastados y una cara gabardina negra empapada vistiendo a un chico moreno de dos metros diez que yo conocía muy bien.
 Dimitri.

 Las lágrimas no tardaron en brotar, tanto en sus ojos como en los míos. Unas lágrimas llenas de sentimientos que ambos habíamos guardado durante todo este tiempo que habíamos pasado lejos el uno del otro.
Nada más echarme las manos a la boca, recién abierta a causa del estupor, me abrazó. Me abrazó como nunca lo había hecho: Culpándome, riñéndome por haberme ido sin haberle dicho absolutamente nada.
 Lentamente, se apartó de mí, le miré a los ojos y, con suavidad, rocé con la palma de mi mano derecha su mejilla, enjugando una lágrima.
 Y le besé.

 Nos fundimos en un beso que expresaba todo lo que ambos llevábamos dentro: Dolor, tristeza, arrepentimiento, soledad, ternura, amor, pasión, ira, lujuria...

 Comenzó poniendo sus manos sobre mi cintura y, muy dulcemente fue envolviéndome con sus cálidos brazos, que fueron subiendo hasta enredar sus dedos con mi pelo. Con sus labios aún sobre los míos, me estampó contra la pared, utilizando ligeramente algo de presión con su cuerpo sobre el mío. Apoyó las manos en la pared y, con gran esfuerzo, separó sus boca de la mía para dejar su rostro a tan sólo unos pocos centímetros frente al mío, mirándome con una intensidad con la que sólo a mí me miraba. Esa mirada que, aunque suene horriblemente típico, hacía que el resto del mundo desapareciese...
 Bajó la vista y, con los dientes apretados, me susurró.

 -¿Por qué...?- Violvió a mirarme a los ojos, subiendo el tono de voz. -¿Por qué no me lo dijiste? ¿Entiendes como me sentí después de que te fueras sin decirme absolutamente nada? ¿Creíste que no lo entendería? ¿Que te habría obligado a quedarte?

 -No. Sabía perfectamente que lo entenderías y que me habrías acompañado sin necesidad de que yo te lo hubiese pedido.

 -¿Entonces...?- Gritó furioso, pero, instantáneamente, su tono pasó a ser apesadumbrado. -¿Por qué te fuiste? ¿Por qué te fuiste... sin mí?

 -Porque tenía miedo, miedo de enfrentarme a mi vida y sentía que esto era algo que debía hacer sola. Debía luchar contra ese temor y vencerlo yo sola.

 Me miró fijamente y me besó con ternura. Se hizo un momento de silencio y habló de nuevo.

 -¿Has vencido ya ese temor? ¿Puedo... volver a tu lado?

 Sonreí.

 -Eres más que bienvenido.

 Cogí su maleta y, entre besos y caricias, pude dejarla en el suelo del salón, apoyada en el sofá. Entretanto, el sentimiento de ausencia que habitaba en nuestros corazones quedó mitigado por la desatada pasión de nuestro encuentro y, camino de la habitación, fuimos deshaciéndonos de la ropa, que nos impedía unir nuestros cuerpos como uno solo.



 Desde luego, me hubiese gustado tener un cartel de esos de ''NO MOLESTAR'' para colgarlo en el pomo de la puerta, aunque nadie hubiese allí para leerlo.



 Y hasta aquí el relato de hoy. Es extremadamente ñoño y romanticón, lo sé, pero espero que lo hayáis disfrutado.

 Namárië! :)

miércoles, 4 de mayo de 2011

No te creas que no me he dado cuenta.

 Bueno, después de un largo descanso sin escribir nada, os traigo una pequeña porción de la historia que tengo en mente. Contada desde el punto de vista de Rose, aquí tenéis el encontronazo con un ser que apareció en una de mis pesadillas y que decidí desarrollar como personaje. 
 Sin más, os dejo con ello. Espero que os guste.


 Digamos que yo siempre he tenido los pies bien puestos sobre la tierra y, aunque me deje llevar bastante por la imaginación y me fascinen los seres fantásticos de libros, mitos y leyendas, jamás en la vida pensé en que realmente pudiesen existir. Pero ahí estaba él. No tenía la más remota idea de qué se suponía que era, ¿un mutante, una persona, un pobre superviviente a los experimentos de Mijail Kolvenik, o algún tipo de muestra del daño que provocan todas esas mierdas nucleares?

 No se me ocurría nada que explicase qué tenía exactamente delante, y, tenía la ‘’ligera sensación’’ de que no iba a aclarármelo aunque yo le preguntase, aunque estaba bastante segura de que tenía la capacidad de hablar, de entender y poder comunicarse. Así que todo lo que hice fue extender la mano. En principio fue un acto involuntario en señal de que no era peligrosa y, un poco, intentando expresarle que deseaba que nuestro encuentro se desarrollase de forma pacífica, pero al ver que su rostro se suavizaba –pude incluso vislumbrar un atisbo de pena en sus ojos, tristeza y ganas de ser comprendido, como pidiéndome que no huyese de él- con suavidad acerqué la mano y le acaricié la mejilla.
 Cerró los ojos ante el contacto y sonreí al ver que, realmente, no quería hacerme daño.
 De repente, escuchamos un ruido que provenía del fondo el pasillo, a su espalda. Ambos dimos un respingo. Él endureció el rostro de nuevo, me dedicó una última mirada que me pareció una disculpa y desapareció en la oscuridad que había a mi espalda.
 Al principio pensé en seguirle, pero no podía ver nada más allá de mis manos, así que decidí volver por donde había venido, aunque, después de haber oído aquel ruido, proveniente de esa dirección, me asusté.

 Comencé a andar a paso lento con todo el sigilo del que fui capaz, y, aún así, tropecé un par de veces con estrépito.
 Entonces me encontré ante el cruce que se dividía hacia los cuartos de baño y la lavandería y el pasillo que conducía a la cocina, el restaurante y el bar. Ipso facto, me vino a la mente.

 Alex.

 ¿Cómo había podido olvidarme de él y dónde se encontraba ahora? Estaba herido, muy malherido, y la última vez que le había visto había perdido bastante sangre.
 Comencé a gritar. Si había algo o alguien allí, no me importó. Tenía que encontrar a Alex. Tenía que ayudarle.

 -¡¡Alex!! ¡¡Alexander!! ¿Dónde estás?- Me eché las manos a la cabeza. ¿Hacia dónde debía dirigirme? 
¿Dónde estaba Alex?

 Por suerte, oí un grifo y, aunque en un principio me aterrorizó, opté por ir hacia los baños.
 Y allí estaba él, con la ropa empapada en sangre, apoyado en la pared con la mano sobre la llave de uno de los grifos.
  En cuanto me vio entrar, sonrió y se dejó caer al suelo.
  Encendí la luz y me apresuré a cerrar el grifo y, acto seguido, sentarme a su lado.

 -Te… oí gritar.- Seguía sonriendo.
  
-Lo sé, lo sé. Ahora cállate. Estás muy mal. Déjame ver esas heridas.-

  Con gran esfuerzo se levantó la camiseta y pude ver gran cantidad de cortes en todo su torso. Cerré los ojos con fuerza y aparté la cara. Volví a abrirlos segundos después y me sorprendí al mirar hacia su pierna. Me quedé sin aliento. Tenía la rodilla derecha doblada hacia dentro de una manera imposible. Me entraron náuseas y los ojos se me anegaron de lágrimas.
 Suspiré.

 -Ah… yo, yo…- No sabía qué era lo que podía decir. Sólo podía mirar furtivamente de su rodilla a sus ojos.

 -Tranquila.- Hablaba en apenas un susurro. Si no hubiese visto la mueca de dolor que había dibujada en su cara, habría jurado que estaba totalmente sereno. –La policía debe de estar al caer, y junto con ellos, alguna ambulancia.-

 -¿Aguantarás? Es decir…-

 -Claro que aguantaré. Tengo una promesa que cumplir.- Cerró los ojos y apoyó la cabeza en la pared.
  Yo me eché a llorar, hasta que, después de unos minutos me calmé y apoyé la cabeza sobre su hombro.

 -Te quiero.

 -Lo sé. No te creas que no me he dado cuenta.


 Espero que os haya gustado y gracias por leer.

 Namárië :)

miércoles, 2 de marzo de 2011

¿Qué forma es esa de saludar?

 ¡Buenas tardes a todos!

 Hoy voy a dejaros leer una mini-historia con dos de mis personajes que poco a poco iréis conociendo. Ésta historia es de el día que se conocieron Rose y Alexander, contada por ella (aún estoy escribiéndola desde el punto de vista de él), así que espero que os guste. :)


 Estaba parada en el semáforo de camino a clase. Llevaba esa bufanda que me regaló Rudolf la navidad pasada, la pesada mochila a la espalda y mi ejemplar de Romeo y Julieta bajo el brazo. Me froté las manos con intención de calentármelas un poco. Solté un poco de aire y me ajusté la bufanda. Miré al chico de la derecha de reojo. Era el chico que siempre pasaba a la misma hora por el mismo semáforo todas las santas mañanas. Yo no podía quitarle ojo de encima.

 Llevaba unos vaqueros ajustados y una gruesa sudadera negra. Sólo llevaba un estuche y una carpeta A3. Llevaba el cuello descubierto salvo por los mechones de pelo negro que le caían de la nuca.

Giró un poco la cara, sólo un poco, pero lo suficiente como para darse cuenta de que estaba haciéndole un repaso. Sus ojos se clavaron en mí, un segundo, sólo un segundo que a mí me pareció una eternidad. Aparté mis ojos de los suyos y escondí la cara en la bufanda, claramente ruborizada. Ahora era él que estaba mirándome de arriba abajo. Notaba sus ojos clavados en mí. Volví a mirarle de reojo. Tenía la mirada clavada en el ejemplar de Romeo y Julieta. ¡Genial! ¡Tenía que tener en ese momento precisamente el estúpido ejemplar de una obra tan sumamente empalagosa y dramática como Romeo y Julieta, y justamente en el lado en el que él estaba! Seguro que pensaría que era la típica adolescente romanticona que soñaba con príncipes azules y acaba con un chaval estúpido y desconsiderado como desesperado intento por encontrar el ansiado amor.

 Por fin el semáforo se puso en verde después de unos minutos y comenzamos a cruzar. Íbamos a la par, su pie derecho y mi pie derecho, su pie izquierdo y mi pie izquierdo… El pulso se me aceleró. El corazón me latía tan fuerte que podía sentirlo en mis orejas. Hundí aún más la cara en la bufanda.

 Él se dio cuenta y se rió. Suspiré. Giré la cara y ví que también él me miraba. Con una media sonrisa pintada en la cara, cerró los ojos y volvió su vista al frente.

 Habíamos terminado de cruzar la calle. Ahora tomaríamos caminos distintos y no volvería a verle hasta la salida de clase camino a casa. Se paró en seco.

 -¡Oye! ¿Llevas pasta encima?- Me miraba fijamente mientras metía su mano izquierda en el bolsillo.

 -Se… ¿se puede saber qué forma es esa de saludar?- Me dí la vuelta y me encaré con él toda sonrojada y con el ceño fruncido.

 -Je…- Entornó los ojos y bajó la cabeza. –Sólo te preguntaba por si te apetecía ir a comer conmigo. Ya sabes, todos los días seguimos siempre por caminos distintos. Podíamos ir hoy por el mismo, para variar.- 
Alzó la cabeza y volvió a mirarme. Apareció esa sonrisa torcida en su cara.

 -Co… como quieras… ¡Pero ni siquiera me has dicho tu nombre!-

 Más que nerviosa, estaba sorprendida. Tenía los ojos abiertos como platos y me había quedado totalmente en blanco. Oí caer el libro de Romeo y Julieta al suelo. Lo miré, pero no me moví aún. Él se rió, dio un par de pasos hacia mí, se agachó a recoger el libro, me lo tendió y tras cogerlo no muy segura de lo que estaba haciendo, me susurró al oído…

 -Alexander, pero puedes llamarme Alex.- Su boca estaba tan cerca de mi oído que su aliento me calentó la oreja. Me puse colorada.

 -Ro… Rose.- Cerró los ojos, sonrió y se dio la vuelta para seguir su camino.

 -¡Hasta luego, Rose!- Me saludó con la mano mientras se iba dando grandes zancadas.

 Yo no me moví, no hasta después de unos minutos. No sabía si ese chico era un poco extraño o me estaba tomando el pelo. Iba a comer con él, si realmente lo decía en serio, pero yo no llevaba un céntimo y él se había ido sin yo haber contestado su pregunta. 

 Después de unos minutos me dí cuenta de que se me hacía tarde y de lo estúpida que me sentía, así que eché a correr.

 Y obviamente, llegué tarde a clase.


Bueno, espero que os haya gustado. Cuando tenga ambos kekos, convertiré este mini relato en Fotohistoria. Hasta entonces, tened paciencia. ♥

Namárië! :)

jueves, 24 de febrero de 2011

Se presenta Mrs. Smile. :)

Buenas noches a todos y todas.

Soy Verónica, Vero. Dieciséis años. 
Abro este blog con la intención de entreteneros, entretenerme yo misma, enseñar algunas de las canciones y las historias que vaya escribiendo, que últimamente estoy muy inspirada, y de mostraros también las fotohistorias que vaya haciendo y, por supuesto, haceros sonreír. 

Gracias por pasar por aquí y dedicarme un momentito de vuestras ajetreadas vidas.

 Namárië :)