lunes, 26 de diciembre de 2011

De más.

 De pie en el umbral de la habitación, sintiendo la fría oscuridad a la espalda y la también fría luz de la lámpara en la cara, con un libro pesando en la mano izquierda y la mirada recorriendo el desorden; el constante gruñido del ordenador taladra los oídos ya desde lejos y cualquier apoyo que pudiera dar descanso al cuerpo se halla ahora colmado de trapos, libretas y chismes que no se pusieron en su lugar. El cuarto propio atestado y pidiendo orden, parece echar al dueño de forma no especialmente cortés; parece girar la cara y decir "No vengas ahora en busca de ayuda donde tú no la prestaste", y con esto, hace sentir al individuo sobrante y de poca valía y voluntad.

 Finalmente, la pobre alma en pena acabará en el sofá con una manta vieja y roída, aunque caliente, buscando consuelo en alguna serie de humor que le saque una sonrisa o dos.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Este año, Peter Jackson es Papá Noel.

 Esta Navidad se presenta llena de ilusión y de ganas de empezar 2012, año que algunos, recién empezado, bien estaremos deseando que acabe, no antes sin haber vivido mil experiencias en él; encuentros, reencuentros, risas, llantos y patadas en el estómago. Golpes aquí y allá, berrinches y bochinches, gastos y malgastos. Apuros, solturas, bailes y besos; aventuras, desventuras y más risas y llantos. Pérdidas, dolor, oportunidades que se esfuman entre los dedos...

 Y bueno, yo no sé vosotros, pero voy a aprovechar la Navidad para hacer lo que más me gusta; ver El Señor de los Anillos, leer, escribir, comer, dormir y por supuesto, pasarla con la familia.
Pienso disfrutar al máximo de esta Navidad y que me quiten lo baila'o.

 Y vosotros deberíais hacer lo mismo.


 Gracias, Peter Jackson, por llenarme de ilusión cuando más lo necesito.

sábado, 10 de diciembre de 2011

Los hombres fuertes también sienten.

                                                                Esto es lo que empecé a escribir para los 
                                                   Premios Gandalf, pero como al final no lo acabé por falta
                                                        de tiempo y para el año que viene tengo pensado 
                                                                         escribir otro, aquí os lo dejo. 

                                                           Lo hice desde el punto de vista del Rey Théoden
                                        pero valdría para cualquier buen de capitán al borde de una gran batalla
                                                                    de la que no sabe si saldrá con vida.


 Dentro de la oscuridad de la noche que todo lo abarca y el miedo que provoca, es el silencio lo que más inquietaba a mis hombres.

 Podía sentir su miedo a mi espalda; tanto se reflejaban en sus caras los recuerdos de sus familias que casi podía tocarlos con mis propias manos. La esperanza de volver con sus seres queridos y ser recibidos entre cantos y alabanzas; el saber que su pueblo ya no tendría nada que temer tras esa batalla, les proporcionaba la fuerza y el coraje necesarios para tragar saliva y enfrentarse a su enemigo con decisión.


 Pero, ¿y si el resultado no era el esperado? ¿y si sus expectativas de victoria no se cumplían? ¿y si no volvían a ver a sus familias ni a abrazar a sus mujeres nunca más? Sí, la duda también les mermaba, les hacía temblar, pero les motivaba a darlo todo para sobrevivir y poder regresar a su hogar.