El pelo mojado, los hombros hinchados y la sonrisa no la encuentro, pero debe estar en algún lado. He venido negando lo que está pasando y aún no he dado por perdido algo que apenas he tenido y que ahora añoro tanto. Y se ha ido dejando sólo el rastro de un triste llanto y de un par de gemidos que me gritan en los oídos que todo ha cambiado, que su mundo se ha parado y a mí me ha echado, y con las mismas me he sentado y he sentido que ya no estás conmigo y que ahora yo decido si aún te quiero o si te olvido.
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