No soy fuerte. No soy de las que luchan. Soy de las que huyen, de las que no lo dan todo por miedo a perderlo. Yo me siento al pie del camino esperando que el final llegue a mí, sabiendo que nunca será así. Y lo único que me empuja a seguir, es aquello que perdí, que me hacía grande y me invitaba a vivir. A quien se lo dí todo, se lo llevó y ni lo ví.
Para mí, ahora, los recuerdos son sueños que parezco haber tenido yo sola.
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