Relajada la mirada, desesperada, de tactos lamentada, de besos escarmentada y aún así prendada de una sonrisa engalanada y una mirada que no tiene clara si la chica que mira está triste o airada, que viene de vuelta de todo y de nada.
Chusta de un rato, no me lo tengáis en cuenta, sé que puedo hacerlo mejor.
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