Ha sido un año de despedidas. Demasiadas. Hoy ya no sé si decir que ha sido un gran año o, simplemente, uno más. El mejor y a la vez el peor. Ha sido todo ilusión, magia y un no parar, pero también ha sido decepción y ha pasado lo que no tenía que pasar. He aprendido que todo siempre puede ir a peor, que el olvido es relativo y que la vida, cuanto más vacía, más pesa. Que nadie va a sonreír por mí si yo no sonrío y que siempre habrá alguien que me abrace cuando tenga frío. Ya no creo eso de que si recibes un golpe te haces más fuerte y a veces no le encuentro el lado positivo a las cosas. A veces te venden ilusión disfrazando que son sobras. Este año me ha dejado el corazón derrumbado y en obras.
miércoles, 26 de diciembre de 2012
miércoles, 12 de diciembre de 2012
Gula
Aprender a atarnos los cordones después de habernos roto el alma a pisotones. Andar sobre el agua, besar nuestros errores, volver a encontrar la magia que nos arrancamos a tirones. Hoy la locura chorrea a borbotones, esa locura que ayer levantaba pasiones, la misma que cada noche me desabrocha los botones, me abandona ante la duda y me desnuda de pudores. Aquí la dicha la traen los pájaros cantores que en platos y platos adornarán mis comedores. Hoy el hambre no es lo que me mata ni saciarme ya me ata. Hoy ya no me hago cargo de lo que sea que cuerda haga.
lunes, 10 de diciembre de 2012
Recuérdame que existo
Verdaderamente miento si digo que lo siento, que no lo tenía en mente y que me arrepiento. Si algún día me agobia la culpa, dirá que la seduje con lo que el corazón me oculta y que la conduje y la induje a aprender una mala conducta. Si vamos a arrancarnos los dolores, que sea a arañazos, olvidemos los pudores, hagámonos cardenales y abracémonos los brazos como enfermos terminales. Ya ni respirar me perdono, hoy sólo soy el abono de un ser que germina del que no crecen flores, tan sólo dejo que broten espinas.
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