No vengo a contarte historias ni a buscarme glorias, tan sólo un hueco en tu memoria y en el ajetreo de tu historia. Voy y vengo en busca de algún sueño que me devuelva el reflejo en el espejo. Ya no puedo verme fruncir el ceño. El corazón se me está quedando pequeño. Tráeme de vuelta a una nube, que sigo cayendo y al final me despeño sin poder volver a ver el cielo en el que estuve.
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