Soy esa estantería llena de cajas vacías que todos los días veo, y que nunca mis ojos realmente miran. Mi corazón que no respira y pensamientos que se me oxidan; cada día se me escapa la vida, y aún sabiendo bien que el tiempo expira no tengo manera de nadar hacia arriba. Me quedo en la cómoda esquina esperando que alguien venga y me diga que aquí no se acaba, que no tengo que quemarme la ilusión en una pira.
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