Pero las reglas de la perspectiva no son válidas en el amor. Puedes alejarte mil kilómetros, meses, años, pero sólo con volverte un segundo, con bajar un poco las defensas y dejarte vencer por el recuerdo, allí estará, guapo como siempre, con sus ojos pegados a los tuyos, con su mano intentando retenerte, con su boca que viaja sobre tu cuerpo, viaja, sí, porque el amor utiliza extraños medios de transporte.
Bastará ese instante para que al final comprendas no te has alejado tanto, que no has recorrido mucho camino.
Será suficiente para que te sientas frágil, para que vuelvas a sentir esa ansiedad.